Por Waldemar Verdugo Fuentes.
Fragmentos publicados en revista Vogue.
Visité por primera vez este paraíso perdido en 1975, invitado en la delegación del honorable amigo, historiador y hombre de letras de Venezuela don Antonio Arellano Hernández, entonces embajador de su país en Ecuador. Islas Galápagos es un mundo deslumbrante y solitario, misterioso y atractivo. En las islas, islotes y arrecifes ubicados entrando 1000 kilómetros en el Pacífico ecuatoriano, convive gran parte de la flora y fauna de diversas partes de nuestro planeta, lo que ha convertido al lugar en un laboratorio universal al aire libre gracias a que ha despertado curiosidad de científicos de todas partes. Se ha establecido que habitan más de 5000 especies, de las cuales unas 2000 sólo existen aquí, donde conviven pacíficamente con un escenario telúrico de fondo.
Vi zonas desérticas, aludes de
lava negra, volcanes, cráteres de más de diez kilómetros de diámetro, áreas
húmedas y lagos; vi playas amarillas cubiertas de alfombras arenosas e
impresionantes fenómenos físicos, como los géiseres marinos formados por las
olas que penetran en los innumerables túneles de las rocas y dispersan las
aguas a más de quince metros de altura. Vi animales del mar que existen en
aguas olvidadas: enormes leones dorados, ballenas azules y lobos blancos; en
una isla los extraordinarios manatíes se confunden con sirenas y tritones
haciendo el amor entre las rocas. Todo envuelto en un color que nunca es el
mismo así devolvamos la vista de inmediato. Los blancos pasan a ser marfiles,
amarillos, dorados y oro viejo en un instante. También el azul de las aguas va
del celeste al marino y del verde al esmeralda según las horas del día. Anoté
en mi primera visita: “Desde el hidroavión en que viajamos, se nota de
inmediato que una energía subterránea comienza en las Galápagos que influye en
sus colores y se van acentuando a la redonda tanto como abarca la mirada. Las
aguas inmediatas a las islas llegan a ser transparentes en algunas zonas. En
los sitios en que nos posamos, los peces de todos los colores de inmediato
rodean el hidroavión, asimismo donde nos bañamos tuvimos que acostumbrarnos a
hacerlo rodeados por pequeños peces que parecen besar nuestro cuerpo. Visitamos
las islas Isabela, Pinta, Marchena, San Salvador, Fernandina, Santa Cruz,
Baltra, Santa María, Santa Fe, San Cristóbal, Santiago, Darwin, Wolf y
Española. Este archipiélago es realmente un fragmento del Arca de Noé, por la
variedad y rareza de las especies que viven en él. En pleno mar ecuatorial y ya
a unos 200 kilómetros de Quito, resulta asombroso ver plantas y animales que
parecen delegaciones llegadas del Polo Sur, de zonas templadas, del Japón y
California. Pingüinos mucho más pequeños que los de la Antártica chilena, focas
y ballenas codeándose amablemente con colonias de reptiles, serpientes,
tortugas Galápagos nativas del lugar, que por su multitud dieron nombre a las
islas; se ven iguanas marinas relativamente pequeñas alimentándose de algas de
color negro, e iguanas terrestres de casi tres metros de diámetro y de vistosos
colores, que devoran cactus. Vimos una gran variedad de aves como piqueros,
flamencos, albatros, alcatraces, pinzones, cormoranes, gaviotas, lechuzas,
fragatas, piqueros... Hay infinidad de pequeños insectos, por lo que se hace
imprescindible un buen protector. La vegetación propia a las zonas secas
alterna con las de zona húmeda, las orquídeas con el café, el maíz, las frutas
y muchos otros vegetales comestibles. La vegetación en las partes bajas de las
islas es desértica; siendo las más representativas: cactus, palo santo y
algarrobas. En los relieves de mayor altura, donde existen zonas húmedas,
crecen helechos, matasanos, uña de gato, guayabillo, pasifloras, cafetillo,
musgo, hongos y líquenes.
El antropólogo norteamericano
Thomas Norton, investigador del National Geographic, que nos acompaña en la
comitiva, y que ha trabajado en la zona hace un año, dice: "La corriente
fría de Humboldt mantiene la frescura del agua y del ambiente durante todo el
año. Esto configura una primavera permanente y tolera que en un mismo terreno
vivan especies del trópico mezcladas con las de climas templados y fríos, como
el caso de los pingüinos y las focas, los lobos y leones marinos, así sean de
menor tamaño que los de las zonas heladas. En Galápagos se han identificado 220
especies de plantas endémicas, 399 nativas y 119 introducidas. Se diferencian
seis zonas de vegetación: la costera, con plantas que toleran altos niveles de
sal (manglares y mirtos, entre otras); la árida, donde crecen plantas espinosas
(cactus); la de transición, con hierbas perennes y arbustos pequeños; la alta y
húmeda, aquí pueden verse algarrobos, hongos y guayabos; la media alta, usada
para los cultivos de café, naranjas y otra frutas; y la zona más alta, dominada
por helechos y juncias. Una de las razones del interés científico y turístico
de las islas Galápagos es su variada fauna, la cual puede ser observada con
relativa facilidad. Las tortugas gigantes son una de las especies más conocidas
y en el archipiélago se encuentran 11 de las 14 subespecies originales. Según
Darwin, Wolf y Agassiz, el origen de las islas está relacionado con continuas y
sucesivas erupciones de los volcanes submarinos; las islas Fernandina e Isabela
localizadas al oeste del archipiélago son las más jóvenes, mientras que la isla
Española que se localiza en el extremo sureste, es la más antigua”.
Apenas pisamos sobre las rocas
volcánicas de una de las islas, y caminando sobre piedras de todos los tamaños,
nos dijeron los guías: "Amigos, estamos en el paraíso terrenal; muchas
aves, reptiles y mamíferos se acercarán a nosotros, pero son inofensivos; aquí
hay muchas variedades de serpientes, pero ninguna es venenosa. Aquí nadie se ha
comido la manzana de la discordia". Y así ocurre: entre las especies que
se nos acercaron, además de las variedades de pequeños y hermosos pececillos
que a uno lo acompañan en el baño de mar, bandadas de pájaros pinzones primero
picotean nuestros zapatos y luego, más en confianza, se posan sobre nuestros hombros.
En una de las islas la presencia de serpientes es tan numerosa que varios no
quisieron seguir explorando el sitio, a pesar de que los guías habían informado
que eran inofensivas. El mítico reptil, algunos de ellos de más de dos metros
de largo, comienza a arrastrarse acercándose lentamente hasta nuestras piernas,
paseándose apenas rozándonos lo que es toda una sensación; una serpiente
descomunal se subió lentamente en uno de los guías, enroscándose en su cuello
unos instantes, para después seguir su marcha luego de tramontar su hombro: el
guía, entretanto, con la mayor tranquilidad encendió un cigarrillo y se lo
fumó. Junto a las serpientes abundan las lagartijas y tortugas Galápagos en
todas partes: son diferentes a las tortugas gigantes de otros lugares de
América, por cuanto tienen su caparazón en forma de montura, su cuello es fino
y sus patas muy alargadas. En una de las islas nos encontramos con una numerosa
colonia de iguanas descomunales tomando el sol sobre rocas negras basálticas de
regular altura. Ninguna se movió al advertir nuestra presencia.
Miramos los albatros a un metro
escaso de distancia, sin que ninguno se molestara por nuestra cercanía; son
aves de gran tamaño, aunque inferiores al pelícano o alcatraz; el albatros es
el ave más numerosa del archipiélago. Nos explica uno de los guías:
"Durante el cortejo o danza nupcial las parejas realizan movimientos de
cuerpo, patas y cabeza, chocando sus picos como si practicaran esgrima y
emitiendo un graznido lúgubre. El albatros es un ave migratoria, incuba en mayo
y lo hace en la arena; se marcha por varios días luego que han nacido los
pichones, y regresa trayendo en su amplio pico dos o tres kilos de alimento
aceitoso que suministra a sus descendientes. En otra isla, centenares de leones
marinos tomaban el sol con la arrogancia de amos y señores, muy serenos, apenas
algunos levantan la cabeza cuando nos acercamos a ellos y siguen retozando con
su pareja; las hembras alimentaban a los que tenían menos de dos años, porque
los hay de todas las edades y tamaños, unos pesan más de 600 kilos, por lo que
se arrastran con mucha dificultad. Vemos a poca distancia las legendarias aves
llamadas piqueros de patas azules, que parecen pintadas de tan bellas que son.
También los piqueros enmascarados son especies típicas de aves del sitio: sus
alas son muy cortas y según los guías sus ancestros posiblemente llegaron
volando, pero al carecer de enemigos en las islas dejaron de ejercer esa
capacidad, en cambio sus patas son grandes como las de los gansos, lo que los
hace grandes aves nadadoras. Los gavilanes de las islas no tienen tampoco
inconveniente en acercarse a los visitantes y las lechuzas de campo se
mantienen tranquilas observando desde sus nidos, lo mismo que el pájaro llamado
"brujo", con su pecho anaranjado casi rojizo y sus alas negras, que
no se mueve de la rama desde donde nos mira, permitiendo que uno se acerque
hasta justo antes de tocarlo. La tradición narra que luego del gran cataclismo
universal que formó el archipiélago, unos hombres se habían salvado en las
islas pero desde el cielo se había decretado que ningún humano podía vivir
allí, entonces el más sabio de ellos, que era un brujo, ocultamente se
transmutó en esa ave para quedarse eternamente en las islas, sin temor al cielo
de ser expulsado en su forma secreta.
En estas Islas Galápagos, donde
Charles Darwin concibió su teoría de la evolución de las especies (el año
1835), vuela, crece, nada, se arrastra y corre 50 por ciento de las aves, 32
por ciento de las plantas, 86 por ciento de los reptiles, 72 por ciento de las
hormigas, 57 por ciento de los arácnidos y 23 por ciento de la fauna marina de
la costa del océano Pacífico. Cuentan los guías que en sólo dos de las islas
viven más de veinte mil animales salvajes, entre ellos los perros advenedizos
que devoran a los terneros y otros animales jóvenes, por lo que se han
convertido en una verdadera plaga. Además de perros, hay burros, puercos y
gatos, introducidos por los visitantes que están alterando la vida natural de
la fauna autóctona, por lo que se redacta una ley que impida a los turistas
ingresar con mascotas. También se debe tener cuidado en no botar desperdicios
al mar, aun cuando se ven botellas y algunas latas vacías de bebidas, porque,
por ejemplo, las zonas oeste y sur del archipiélago también constituyen áreas
de alimentación de otras tres especies de mamíferos marinos: ballena Bryde
(Balaenoptera edeni), ballena piloto (Globicefala sp.) y delfín nariz de
botella (Tursiops truncatus). La presencia de estas especies en Galápagos ha
producido el reconocimiento del archipiélago como Santuario de Ballenas.
Hacia donde miramos se
extienden hermosos paisajes de vegetación singular, como grandes extensiones de
cactus brotando de roca basáltica. Dichos cactus son altos y están cargados de
tunas. Los rodea una gran variedad de plantas que no se hallan en otros lugares
del mundo. Otras, se presume, las trajeron las aves, el viento o viajeros que
en busca de este "paraíso terrenal" llegaron desde tiempos remotos
incluso piratas y bucaneros. En años más recientes se tejieron leyendas de
personajes excéntricos que vivieron allí y luego desaparecieron sin dejar
rastro. Famosa es la que relata que antes de 1933 un grupo de alemanes y una
baronesa austriaca, cansada de los placeres mundanos de la vieja Europa, se
recluyeron en una de las islas para fundar el paraíso y luego desaparecer
trágicamente”. En un artículo que publiqué en Vogue acerca de esa primera
visita, terminaba diciendo: “En otra época, el archipiélago fue asiento de una
colonia penitenciaria. Hoy, también hay una interesante colonia
turística-científica al sur de la isla de Santa Cruz donde funciona la Estación
Biológica Charles Darwin, que se ha convertido en el más atrayente laboratorio
al aire libre que se pueda imaginar. Otra de las islas está habitada por un
grupo de personas que no se preocupan del aspecto científico, sencillamente
ellos han encontrado aquí su paraíso terrenal”.
He vuelto a las Islas Galápagos
en febrero de 2001, y fui recibido en condiciones menos afortunadas que mi
visita anterior. Ahora, una “marea negra” invade una superficie de 3000
kilómetros cuadrados en las aguas entre las islas de Santa Cruz (29 kilómetros
cuadrados) y San Cristóbal (de 558 kilómetros cuadrados), donde había encallado
el buque carguero “Jessica”, derramando en el agua 600 toneladas de
combustible. El derrame de diesel y bunker, este último muy peligroso para el
ambiente por lo difícil de disolver, era una situación muy grave, y el gobierno
ecuatoriano remolcaba el barco encallado mar adentro para alejarlo de las islas
y reducir el peligro de una catástrofe ecológica de mayores proporciones, que,
sin embargo, afectó bastante. El buque “Jessica” había encallado una semana
antes de tomarse la determinación, comenzando a esparcir su combustible en la
Bahía Naufragios a 800 metros de la isla San Cristóbal, amenazando a todo el
Parque Galápagos, cuyas autoridades formaron de inmediato varias unidades de
rescate para atender a las especies marinas, terrestres y aves que estaban en
peligro por el derrame de sustancia contaminante iniciado por una fuga en la
sala de máquinas. El Servicio de Guardacostas de USA colaboró con la
contingencia extrayendo todo el combustible que quedaba en el interior del
buque encallado. La marea y las condiciones climáticas dispersaron el derrame
en un área mayor, pero lograron alejar la mancha negra de las islas, lo que
evitó un mayor impacto ambiental.
El científico Alberto Mancilla
Lara, que ha trabajado con los guardacostas norteamericanos, nos dice que “el
carburante bunker flota algunas horas y luego se hunde, atacando algas y otras
especies acuáticas de las que se alimentan los peces. Ahora se utilizaron más
de mil metros de material absorbente, y doce mil litros de solventes químicos
para atacar el derrame: estos últimos también provocan daños al ecosistema pero
es menor que el producido por carburantes. Igual se produce un daño porque el
comercio en las islas se basa en el turismo, y en la pesca, disminuyendo los
visitantes alejados por estas catástrofes ambientales, que, afortunadamente, en
esta ocasión, fue mínimo el desastre”. El Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) estimó en Suiza que la marea negra que atacó las Galápagos tras el
accidente del “Jessica”, “podría tener un impacto profundo y durable sobre las
especies animales únicas que viven en el archipiélago”. Señalaron que quedaron
expuestos en especial los pingüinos locales y un tipo especial de ave cormorán
(flightless cormorant). Se reportaron poco menos de cincuenta animales con
daño: “vimos en su pelaje con combustible a lobos marinos, así como pelícanos y
piqueros con su plumaje destruido. El número de aves marinas afectadas fue
mayor, ya que la zona de derrame es utilizada por algunos pájaros para
alimentarse”. El doctor Mancilla Lara nos dice: “En este caso, debido a los
vientos que alejaron las aguas contaminadas de la tierra, no fueron afectados
los huevos de las tortugas gigantes que dieron su nombre al archipiélago, que
hoy alcanzan una población total de no más de 10000 ejemplares”. La WWF así
como varios científicos internacionales juzgan crucial que el gobierno de
Ecuador y las compañías navieras consideren declarar la zona de las Galápagos
como una “zona marítima particularmente vulnerable”. El doctor Mancilla Lara
hace notar que en límites externos de la plataforma de Galápagos existen,
principalmente en las zonas sur, sudeste y este, montañas o probablemente
volcanes submarinos que se elevan hasta casi 100 metros de profundidad,
rodeados de aguas de entre dos mil y cuatro mil metros: “Estos bajos generan
condiciones oceanográficas particulares que son de gran importancia para la
existencia de las aves y mamíferos nativos y endémicos de Galápagos. Estos
bajos, que son las principales zonas de alimentación de las especies terrestres
(lobos, aves, tortugas) y marinas (atunes, picudos, tiburones), han sido
progresivamente eliminados por las operaciones pesqueras comerciales
industriales (redes de cerco, palangres y agalleras), que, a pesar de estar
absolutamente reguladas, siguen realizándose, especialmente por barcos
oportunistas que cruzan la ruta del Canal. En la Ley Galápagos se determinó que
las actividades pesqueras en esa área se someterán a los principios de
conservación, estableciéndose cuotas, calendarios pesqueros y artes de pesca
autorizadas en las islas, y prohíbe la pesca industrial dentro del área de la
reserva marina protegida, que comprende 74 kilómetros desde el continente”.
Las islas están situadas dentro
de las coordenadas geográficas 1° 20' de latitud norte y 1° 50' de latitud
norte y 89̊ y 92̊ de longitud occidental. El archipiélago está formado por 125
islas e islotes de origen volcánico con una superficie total de 8010 kilómetros
cuadrados de los cuales el 97% es área protegida bajo la categoría de Parque
Nacional. Ahora cinco islas están habitadas. A pesar de ser un pequeño pueblo
de pescadores, en el Puerto Ayora de la Isla de Santa Cruz (la más poblada del
archipiélago), uno tiene la oportunidad de elegir entre hoteles de primera
clase, que ofrecen cómodas suites y otras opciones más sencillas, pero igual de
acogedoras. En Santa Cruz existen, además, tres campings oficiales ubicados en
la Estación Darwin, en la Bahía de Tortuga y en la Reserva de Tortugas. Si se
quiere pernoctar en ellos, se debe pedir autorización al Servicio de Parques
Nacionales del Ecuador. El viajero también podrá hallar una habitación para
pernoctar en el Puerto Baquerizo Moreno de la Isla San Cristóbal (la segunda
más poblada), que es la capital de las islas, fundada el 18 de febrero de 1973.
Las islas sufren una creciente
presión turística. El número de visitantes crece cada año. Inicialmente el
turista registrado anual era de unos 10 mil visitantes. En 1979 llegaron 11 mil
765, cifra que en 1993 se elevó a 46 mil 818. Para el 2001 se recibió la visita
de casi 100 mil personas. Pese a que una zona marina exclusiva ecológicamente
rodea a las Galápagos, estas tampoco se encuentran a salvo de visitantes
piratas por su ubicación en la ruta de intensa circulación marítima que utiliza
el Canal de Panamá. No se puede evitar que los barcos utilicen el Canal, pero
algunos organismos internacionales están imponiendo un mejor control del estado
de los barcos. Y estudian mecanismos de prevención para proteger el
archipiélago y sus especies. Por lo pronto, el visitante a las islas debe
seguir un riguroso programa de estadía.
Desde mi visita anterior, las
cosas han cambiado. Los suelos en los flancos sur de las islas Isabela, Santa
Cruz, San Cristóbal, y Floreana ahora son perfectamente aprovechados para la
siembra de cultivos de ciclo corto, frutales y pastizales, necesarios para la
supervivencia de los colonos. Todo está perfectamente indicado. En la isla San
Cristóbal no se debe dejar de ver la laguna del Junco, la formación rocosa
llamada León Dormido, la Bahía y el cerro de la Tijereta. En la isla Española
vemos el hueco soplador y las colonias de albatros y piqueros. En la isla
Fernandina es singular el estrecho que la une con la isla Isabela, donde está
el volcán Alcedo. En la isla Floreana vemos una enorme variedad de flora
marina. Al oeste (Canal Bolívar e isla Fernandina), vive el 50% de la población
de lobos peleteros (Arctocephalus galapagoensis), especie endémica de
Galápagos. Las islas Darwin y Wolf son un pequeño ecosistema tropical que posee
el arrecife de coral más representativo del archipiélago, con más de 8 especies
de corales, entre los cuales viven la mayor diversidad de peces tropicales de
las islas. También las islas Marchena, Floreana y Española protegen arrecifes
de coral y aves únicas. Los piqueros patas azules usan los bajos como sitios de
alimentación, especialmente aquellas colonias que habitan en Española. Estas
aves, cuya distribución se limita a ciertas islas del Pacífico Este, entre
México y Perú, hacen de Galápagos la zona de anidación más grande del mundo
para esta especie. En Española también anida el 99,9% de la población de
albatros de las islas, formada por unas quince mil parejas; estas aves pescan
en los bajos, donde se alimentan de morenillas o pinchaguas. En la Isabela se
ve el bosque mayor de manglar de las islas; al Sur está la gran zona de
anidación de tortugas marinas, las lagunas y humedales más importantes del
archipiélago. Quienes llegan a Galápagos, no deben desaprovechar la oportunidad
de sumergirse en el mar, para estar cerca de algunas de las 307 especies
anotadas de peces que hay en las islas. Los "encuentros cercanos",
incluyen desde rayas y manta rayas hasta tiburones. Son lugares apropiados para
el buceo con tubo (snorkel): la Gruta de los Osos Marinos (aventura en la que
será acompañado por estos animales), la Roca del Pináculo (verá peces
tropicales y grupos de pingüinos cazando en las aguas) y la Corona del Diablo
(si tiene suerte, las crías de los leones marinos nadarán a su lado). Siempre
le acompañarán cachorros de lobos marinos, que son de lo más amigables; ninguno
de estos seres atacará al visitante porque aún los envuelve la más primitiva
confianza en su medio de vida.
Al interior de las islas Santa
Cruz y San Cristóbal existen vías afirmadas de dos carriles que sirven para la
comunicación entre los centros poblados en las zonas de colonización y
flamantes aeropuertos. En Santa Cruz, donde también se debe visitar la Bahía
Tortuga y la Bahía de la Academia, se mantiene como un baluarte la Estación Científica
Charles Darwin. Esta Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos (FChD)
es una organización privada internacional que, mediante un convenio con el
Gobierno de Ecuador, colabora en la conservación del archipiélago desde el año
1959. Su brazo operativo, la Estación Científica Charles Darwin (ECChD), tiene
su sede aquí en Puerto Ayora, Santa Cruz, desde donde realiza y apoya las
investigaciones científicas y actividades complementarias. Su relación con el
Parque Nacional Galápagos (PNG) es de colaboración y asesoramiento permanente.
Ahora el PNG es la institución gubernamental encargada del manejo de las Islas
Galápagos, tiene su sede también en Puerto Ayora, Santa Cruz, existiendo
representaciones (oficinas técnicas) en las islas San Cristóbal, Isabela y
Floreana. Con autonomía administrativa y financiera, es una dependencia del
Ministerio del Medio Ambiente de Ecuador.
El PNG de Ecuador es líder en
el manejo de áreas protegidas, a nivel nacional e internacional, con un
renombre ganado en base a los logros obtenidos en el manejo de la vida
silvestre, la actividad científica y el sistema turístico educacional.
Conversamos con el científico Nelson Gallardo H., consultor del Ministerio del
Medio Ambiente ecuatoriano, quien nos dice que “las Islas Galápagos nunca
estuvieron unidas al Continente Americano, sino que nacieron y emergieron del
fondo submarino hace unos 3 a 5 millones de años, por lo cual todas las islas
son geológicamente jóvenes. Por eso el número de islas e islotes, sus
características biológicas, su aislamiento y buen estado de conservación
propician la existencia de ecosistemas terrestres y marinos únicos. El PNG
pretende mantener la biodiversidad y los recursos naturales únicos de las islas
en el estado más natural posible. De acuerdo con la definición universalmente
aceptada para esta categoría de manejo de área protegida, sus propósitos
fundamentales son cuidar áreas naturales y bellezas escénicas de significancia
nacional e internacional para usos científicos, educativos y recreacionales. El
gobierno de Ecuador siempre ha manifestado su voluntad de conservar los
recursos naturales del archipiélago, a través de acciones concretas de
administración y manejo las mismas que se toman en base a la información
científica y técnica apropiada”. Así, los objetivos principales del Parque
Nacional Galápagos son: Proteger al máximo los ecosistemas insulares y su
biodiversidad para garantizar la continuidad de los procesos evolutivos y
ecológicos a perpetuidad; fomentar la investigación científica y, de manera
especial, aquella que contribuya a solucionar los problemas del manejo del PNG;
involucrar a los habitantes de Galápagos y a los visitantes en los procesos de
conservación; rehabilitar las áreas alteradas a través de la eliminación de especies
introducidas, reintroducción de especies nativas y control de actividades que
atenten contra los valores e integridad del Parque; y fomentar el desarrollo
socio-económico sustentable de los habitantes de las islas a través del turismo
educativo, evitando los usos extractivos”.
De la historia de su
descubrimiento, anotemos que el 11 de marzo de 1535 el Obispo Español Tomás de
Berlanga descubre en forma accidental las Islas Galápagos y las denomina Islas
Encantadas. El 12 de febrero de 1832 el General José de Villamil toma posesión
de las Islas a nombre del Gobierno de Ecuador. En 1835 llega el naturalista
Charles Darwin, quien en una visita de cinco semanas realizó observaciones y
anotaciones de la flora y fauna de las islas que le ayudaron a formular la
teoría evolucionista en su obra "El Origen de las Especies" publicado
en 1859. El 18 de febrero de 1973, el archipiélago es elevado a la categoría de
una provincia más del Ecuador. A solicitud del Gobierno ecuatoriano, el 8 de
septiembre de 1978 el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO incorpora a las
Islas Galápagos a la lista de “Patrimonio Natural de la Humanidad”, esto
implica que existen recursos, ecosistemas naturales y otras características que
las hacen únicas en el mundo, y constituye un derecho internacional que obliga
al Estado Ecuatoriano a mantener al archipiélago en el mejor estado natural
posible. En el año de 1985, el Programa del Hombre y la Biosfera (MAB) de la
Organización de las Naciones Unidas declara a las Islas Galápagos como “Reserva
de la Biosfera”, esto implica que la población humana, los recursos naturales y
los recursos vivos del archipiélago deben ser manejados como un todo,
garantizando un desarrollo armónico mediante la utilización sostenida de sus
recursos. El 13 de mayo de 1986 se declara “Reserva de Recursos Marinos” a las
aguas, el suelo y subsuelo marino del área marina encerrada en la línea trazada
por los extremos más sobresalientes de las islas exteriores, más una franja
exterior de 15 millas náuticas, se reconoce su importancia para un gran número
de organismos que dependen del ambiente marino. De las 57 especies de aves
existentes en Galápagos, 27 dependen del océano circundante para su
supervivencia. En 1990, se declaran oficialmente las aguas de las Islas Galápagos
como “Santuario de Ballenas”, por ser uno de los últimos refugios para estos
grandes e inteligentes mamíferos marinos. El 18 de marzo de 1998 se promulga en
Ecuador la "Ley de Régimen Especial Para la Conservación y Desarrollo
Sustentable de la Provincia de Galápagos”, que dictamina las actividades
permitidas y prohibidas en las islas. De ello nos informa el doctor Nelson
Gallardo H., quien nos dice: -Entre las actividades permitidas están los
estudios e investigación científica: el Parque Nacional Galápagos autoriza
mediante permisos o suscripción de convenios cuando las actividades a
realizarse prevean un plan cuya ejecución supere los seis meses. Si los
estudios o investigaciones requieren de colección de especies, especímenes,
elementos constitutivos, muestras o materiales, el PNG determina las
cantidades, condición física o biológica, tiempos y lugares de colección,
calificará los métodos, instrumentos de colección, medios de transporte y
tratamientos permitidos. La colección, movilización interna y exportación de
especímenes o elementos constitutivos de una especie endémica están prohibidas,
salvo en los casos en que la investigación científica autorizada sea de
trascendental importancia para la supervivencia de la especie. Las
autorizaciones son dadas por el Director del Parque luego del correspondiente
análisis de cada caso, sin perjuicio de que se cuente con las demás
autorizaciones requeridas por la Ley y convenios internacionales.
Afirma: -Se permite realizar
filmaciones de carácter científico, educativo y cultural así como también de
carácter comercial. Para ello, se necesita una solicitud formal en la cual se
especifica el carácter de la filmación, sus objetivos, guion, etc. Para las
filmaciones de carácter comercial, los productores pagarán los derechos y
rendirán las garantías según está establecido. Galápagos es uno de los pocos
sitios en el mundo en donde el turismo está orientado netamente a la
naturaleza, constituyendo una actividad educativa. El turismo formal en las
islas tiene sus inicios en 1969, con la llegada de la primera embarcación de
turismo de crucero, la "Línea A", y actualmente es la principal
fuente económica de la región. Las áreas del Parque Nacional establecidas para
uso público se encuentran claramente delimitadas y distribuidas en casi todas
las islas mayores del archipiélago. Existen 54 sitios de visita terrestres y 62
de visita marinos. La mayoría de los sitios tienen acceso por mar y es por ello
que las visitas se desarrollan principalmente mediante grupos organizados, con
guía autorizado, que llegan de visita a bordo de embarcaciones turísticas.
Además, existen sitios en las islas pobladas (Santa Cruz, San Cristóbal,
Isabela y Floreana), con acceso terrestre, donde se permite visitas sin guía.
Se ha establecido un sistema de itinerarios fijos anuales para las
embarcaciones que realizan turismo, estos itinerarios se realizan tomando en
cuenta la capacidad de carga de cada sitio, limitantes en los fondeaderos en
cuanto a tamaño y número de botes y fragilidad del sitio -termina el doctor
Nelson Gallardo.
Para los turistas en las islas
se han establecido una serie de indicaciones. Por su naturaleza única, las
plantas, animales y rocas, deben permanecer en su sitio para no causar
alteración alguna. No es permitido tomar nada de la zona, a excepción de
fotografías. Cada isla del archipiélago es un lugar único por su flora, fauna y
paisajes, cualquier introducción de organismos extraños como animales,
semillas, plantas e insectos causan serios problemas. Los animales no deben ser
tocados ni acariciados para su seguridad y porque éstos rápidamente pueden
perder su docilidad y alterar su comportamiento. La fauna endémica y nativa
tiene su forma natural de alimentación, por tanto no se debe dar ningún tipo de
alimento ya que les puede causar daño. Las aves marinas de Galápagos abandonan
sus nidos si se las molesta o se las persigue, dejando caer sus huevos o
polluelos al suelo, o dejándolos expuestos al sol; por lo cual, solo se puede
observar las aves a una distancia no menor de 2 metros. Está prohibido el
ingreso de cualquier organismo vivo desde el continente e inclusive su traslado
entre islas. Plantas, semillas, insectos, plagas y enfermedades son peligrosos
para el frágil ecosistema insular. Los sitios de visita del Parque se
encuentran marcados y señalizados para garantizar su seguridad. Uno no debe
salirse de los senderos. No está permitida la pesca a bordo de embarcaciones de
turismo. La basura de cualquier tipo interfiere en los procesos naturales y le
quita encanto al paisaje único de las islas. No se debe arrojar basura en los
sitios de visita, en el mar o en las cercanías de las islas; los lobos marinos
sacan los tarros que se depositan en el fondo del mar y juegan con ellos
hiriéndose sus narices; los plásticos pueden ser comidos por las tortugas
marinas y morir por ello. Al turista se le indica que no debe dejar deshecho
alguno. En las islas habitadas se puede comprar artículos con temas de
Galápagos hechos en madera, cerámica, telas, gráficos... está prohibido el comercio
de recuerdos hechos de coral negro, carapachos de tortugas marinas, colmillos
de lobo marino, conchas, porque van en contra de los principios de
conservación. No se permite escribir nombres y frases de cualquier naturaleza
en rocas, paredes... ni está permitido encender fuego ni fumar dentro de las
áreas del Parque; a mediados del siglo XIX, el marino y escritor Herman
Melville apuntó en su diario de viaje que el archipiélago "...parecía un
grupo de volcanes con el aspecto que el mundo tendría después de un incendio
devastador". ¿Premonición de vidente? En 1985, por descuido de visitantes,
un incendio gigantesco arrasó con 400 kilómetros cuadrados de vegetación en
Isabela (la mayor de las islas), y en 1994, en el mismo sitio, otro incendio
redujo a cenizas tres mil hectáreas de cultivos. Ahora, si el turista desea
acampar en sitios de visita autorizados debe solicitar el permiso
correspondiente a las autoridades del Parque.
Otro problema igualmente grave
es la migración de colonos del continente, que son atraídos por el "dólar
fácil" del turismo. La tasa de crecimiento poblacional de la provincia de
Galápagos asciende a 6 por ciento anual, la más alta de Ecuador (promedio
nacional 2.08). Actualmente, 16 mil habitantes pueblan la región. Demasiados colonos
para unas islas que exigen una rigurosa disciplina de vida. Los asentamientos
urbanos conllevan la sobre explotación de los recursos marinos, la acumulación
de desechos, introducción de enfermedades, plantas e insectos, avispas,
babosas, pulgones, 21 especies de vertebrados foráneos (chivos, perros, cerdos,
gatos, ratas) y 261 plantas introducidas desde el continente, como la guayaba y
la mora. Frente a esto las autoridades de Ecuador, el Instituto Francés de
Investigación Científica para el Desarrollo en Cooperación (Orstom) y la
Fundación Charles Darwin han sido contundentes en recomendar el congelamiento
del flujo turístico. Sin embargo, es poco lo que se puede hacer una vez que 78
por ciento del turismo que capta Ecuador le representa al Estado un ingreso de
más de cien 100 millones de dólares anuales.
En julio de 2001, una matanza
de lobos marinos en las Islas Galápagos volvió a poner de manifiesto problemas
en la protección ambiental del archipiélago. Ambientalistas reclamaron al
gobierno de Ecuador un mayor control sobre este santuario ecológico mundial,
luego de que se denunciara la muerte de 35 lobos. La persona que se comunicó
con las autoridades del parque, sin identificarse, aseguró que los animales
habían sido lanzados al océano, pero sólo fueron encontrados 11 machos, que
habían sido castrados, y cuatro hembras a las que les habían arrancado los
colmillos. Portavoces del Parque y de la Fundación Charles Darwin indicaron que
las hembras deben haber sido aniquiladas por error, ya que no tienen valor
comercial. En cambio, los cartílagos de los órganos sexuales de los lobos
machos son comercializados a los países asiáticos, donde son utilizados como
afrodisíacos y por los cuales pagan precios muy altos. "Las hembras fueron
muertas por error, porque a los cazadores ilegales lo que más les interesa son
los órganos reproductores de los machos, pues son muy buscados en los mercados
asiáticos por sus supuestos poderes afrodisíacos", aseguró la bióloga
Sandie Salazar, de la Fundación Charles Darwin.
Por su parte, Edwin Naula, jefe
técnico del Parque Nacional Galápagos, informó que se ha intensificado la
vigilancia en el muelle y en el aeropuerto del lugar: "Los culpables
intentarán sacar los órganos, ojalá podamos descubrirlos en ese intento",
apuntó Naula. También precisó que todos los lobos marinos encontrados en la
playa La Lobería, donde está la mayor colonia de esta especie del archipiélago,
fueron muertos con un golpe certero en la región parietal izquierda: "La
muerte fue rápida, porque son mansos, ya que sólo en época de celo los adultos
suelen tener un comportamiento algo agresivo", explicó el experto.
Mientras, el Ministerio de Ambiente, la Fiscalía y la marina de guerra
ecuatoriana iniciaron una investigación para tratar de encontrar a los
responsables de la matanza. La ministra de Ambiente, Lourdes Luque, dirigió sus
sospechas a los pescadores artesanales: "Tiene que ser gente del lugar.
Tiene relación con la caída del precio del pepino de mar y la merma en la
captura que afrontan los pescadores artesanales", señaló. "El año
pasado se hallaron otros 12 animales, que presentaban las mismas
características, es decir, castrados", arguyó la ministra. En tanto, los
ambientalistas no descartaron esa hipótesis, pero añadieron que los genitales de
los lobos deben haber sido sacados del archipiélago por barco o avión para
comercializarlos en el exterior, y eso ocurre por "la falta de
control". La doctora Luque pidió "que la población tome conciencia y
denuncie a los autores de esta barbarie", a la par de que se comprometió a
reforzar los controles gubernamentales de las islas. El jefe técnico Naula
también se sumó para indicar que "el Parque Nacional Galápagos pedirá la
colaboración de los oriundos para que proporcionen información sobre este hecho".
Representantes de distintas organizaciones ecologistas nuevamente solicitaron a
la UNESCO que también sea declarada patrimonio de la humanidad la reserva
marina del archipiélago. Los ambientalistas argumentaron que esta nueva
declaración podría influenciar para que las autoridades asuman una verdadera
protección, "no sólo de las islas, si no de toda la reserva marina que las
rodea". La imagen de los lobos muertos tirados en la arena recordó lo
ocurrido en febrero, cuando voluntarios internacionales salvaron a más de 30
animales de ser afectados por el combustible derramado tras encallar el buque
“Jéssica”. En esa oportunidad los voluntarios de la Estación Charles Darwin
evitaron una mortandad de lobos y protegieron la playa La Lobería, que según un
censo realizado en enero tenía 150 lobos adultos, sin considerar sus crías. La
muerte de 35 animales representa una reducción importante en una de las
especies más admiradas de Galápagos.
Sin embargo la muerte de los
lobos no es el único hecho que demuestra la fragilidad de estas islas. En junio
de 2001, dos barcos pesqueros, uno de Costa Rica y otro de Colombia, fueron
capturados mientras pescaban tiburones en una zona protegida cercana a la isla
de Darwin. Las autoridades del Parque apoyados por fuerzas montaron el
operativo e interceptó estas embarcaciones. Las autoridades denunciaron que la
conservación de los ecosistemas frágiles de las islas "se ven seriamente
afectados por la presencia de barcos pesqueros industriales extranjeros, que
invaden las aguas de la reserva marina, con el único afán de destruir la
biodiversidad". Los ambientalistas denuncian desde hace años el descuido
en la conservación de la reserva marina por parte de las autoridades y el
incumplimiento de la ley. "Es urgente que se establezca un mayor control y
sanciones a los barcos que pescan en las aguas de Islas Galápagos, tanto
extranjeros como nacionales que no respetan la prohibición", aseguró Edwin
Naula, quien agregó: “La biodiversidad de las Galápagos cuenta con un
patrimonio exclusivo de mil 900 especies, 74 de las cuales están amenazadas. El
pepino de mar se halla en proceso de irreversible extinción. El bacalao y las
langostas se reducen drásticamente. Lobos marinos, tortugas y tiburones,
especies que fueron muy dóciles en el ecosistema insular, muestran una
creciente agresividad y es frecuente encontrarse con lobos marinos que han
perdido la vista y exhiben dos masas de carne rojiza donde antes tuvieron ojos.
La tortuga gigante, la iguana marina y terrestre, y los pinzones de Darwin son
especies únicas. La tortuga gigante con caparazón en forma de silla de montar
para mujer (de allí su nombre "galápago") figura en el Libro rojo de
especies amenazadas, publicado por la Unión Mundial para la Naturaleza. Cuando
fray Tomás de Berlanga "descubrió" las islas en 1535 existía en ellas
medio millón de tortugas gigantes. A principios de 1900 se habían reducido a
250 mil. Hoy, cien años después, quedan de 12 a 15 mil. El valor científico,
conjugado con la mansedumbre de las especies de fauna y la belleza escénica de
las islas, ha convertido a Galápagos en uno de los atractivos turísticos más
famosos del mundo. Sin embargo, la afluencia masiva de visitantes, que las
empresas navieras "proteccionistas" disfrazan de "eco turistas",
representan un desafío abierto a las normas técnicas de los organismos
científicos. Lo que ahora hacemos es en especial guiar a los turistas que
vienen para que sigan estrictamente las reglas para el visitante, así como
crear conciencia internacional de que las islas Galápagos son un patrimonio de
toda la humanidad”.
En
lugares como las maravillosas Islas Galápagos es cuando se actualiza el
pensamiento antiguo de sabios como Lao-Tsze, quien decía que no había que
intervenir en la naturaleza primordial de las cosas, porque el cisne no
necesita ser bañado cada día pues sus alas son originalmente blancas.Waldemar Verdugo Fuentes
Fragmentos publicados en VOGUE-México.
BLOG RAIZ:http://waldemarverdugo.blogspot.com
DIARIO DE VIAJES