Saturday, October 08, 2005

ISLAS GALÁPAGOS.

ENCANTADORAS ISLAS GALÁPAGOS.

Por Waldemar Verdugo Fuentes.
Fragmentos publicados en revista Vogue.

Visité por primera vez este paraíso perdido en 1975, invitado en la delegación del honorable amigo, historiador y hombre de letras de Venezuela don Antonio Arellano Hernández, entonces embajador de su país en Ecuador. Islas Galápagos es un mundo deslumbrante y solitario, misterioso y atractivo. En las islas, islotes y arrecifes ubicados entrando 1000 kilómetros en el Pacífico ecuatoriano, convive gran parte de la flora y fauna de diversas partes de nuestro planeta, lo que ha convertido al lugar en un laboratorio universal al aire libre gracias a que ha despertado curiosidad de científicos de todas partes. Se ha establecido que habitan más de 5000 especies, de las cuales unas 2000 sólo existen aquí, donde conviven pacíficamente con un escenario telúrico de fondo.

   Vi zonas desérticas, aludes de lava negra, volcanes, cráteres de más de diez kilómetros de diámetro, áreas húmedas y lagos; vi playas amarillas cubiertas de alfombras arenosas e impresionantes fenómenos físicos, como los géiseres marinos formados por las olas que penetran en los innumerables túneles de las rocas y dispersan las aguas a más de quince metros de altura. Vi animales del mar que existen en aguas olvidadas: enormes leones dorados, ballenas azules y lobos blancos; en una isla los extraordinarios manatíes se confunden con sirenas y tritones haciendo el amor entre las rocas. Todo envuelto en un color que nunca es el mismo así devolvamos la vista de inmediato. Los blancos pasan a ser marfiles, amarillos, dorados y oro viejo en un instante. También el azul de las aguas va del celeste al marino y del verde al esmeralda según las horas del día. Anoté en mi primera visita: “Desde el hidroavión en que viajamos, se nota de inmediato que una energía subterránea comienza en las Galápagos que influye en sus colores y se van acentuando a la redonda tanto como abarca la mirada. Las aguas inmediatas a las islas llegan a ser transparentes en algunas zonas. En los sitios en que nos posamos, los peces de todos los colores de inmediato rodean el hidroavión, asimismo donde nos bañamos tuvimos que acostumbrarnos a hacerlo rodeados por pequeños peces que parecen besar nuestro cuerpo. Visitamos las islas Isabela, Pinta, Marchena, San Salvador, Fernandina, Santa Cruz, Baltra, Santa María, Santa Fe, San Cristóbal, Santiago, Darwin, Wolf y Española. Este archipiélago es realmente un fragmento del Arca de Noé, por la variedad y rareza de las especies que viven en él. En pleno mar ecuatorial y ya a unos 200 kilómetros de Quito, resulta asombroso ver plantas y animales que parecen delegaciones llegadas del Polo Sur, de zonas templadas, del Japón y California. Pingüinos mucho más pequeños que los de la Antártica chilena, focas y ballenas codeándose amablemente con colonias de reptiles, serpientes, tortugas Galápagos nativas del lugar, que por su multitud dieron nombre a las islas; se ven iguanas marinas relativamente pequeñas alimentándose de algas de color negro, e iguanas terrestres de casi tres metros de diámetro y de vistosos colores, que devoran cactus. Vimos una gran variedad de aves como piqueros, flamencos, albatros, alcatraces, pinzones, cormoranes, gaviotas, lechuzas, fragatas, piqueros... Hay infinidad de pequeños insectos, por lo que se hace imprescindible un buen protector. La vegetación propia a las zonas secas alterna con las de zona húmeda, las orquídeas con el café, el maíz, las frutas y muchos otros vegetales comestibles. La vegetación en las partes bajas de las islas es desértica; siendo las más representativas: cactus, palo santo y algarrobas. En los relieves de mayor altura, donde existen zonas húmedas, crecen helechos, matasanos, uña de gato, guayabillo, pasifloras, cafetillo, musgo, hongos y líquenes.

   El antropólogo norteamericano Thomas Norton, investigador del National Geographic, que nos acompaña en la comitiva, y que ha trabajado en la zona hace un año, dice: "La corriente fría de Humboldt mantiene la frescura del agua y del ambiente durante todo el año. Esto configura una primavera permanente y tolera que en un mismo terreno vivan especies del trópico mezcladas con las de climas templados y fríos, como el caso de los pingüinos y las focas, los lobos y leones marinos, así sean de menor tamaño que los de las zonas heladas. En Galápagos se han identificado 220 especies de plantas endémicas, 399 nativas y 119 introducidas. Se diferencian seis zonas de vegetación: la costera, con plantas que toleran altos niveles de sal (manglares y mirtos, entre otras); la árida, donde crecen plantas espinosas (cactus); la de transición, con hierbas perennes y arbustos pequeños; la alta y húmeda, aquí pueden verse algarrobos, hongos y guayabos; la media alta, usada para los cultivos de café, naranjas y otra frutas; y la zona más alta, dominada por helechos y juncias. Una de las razones del interés científico y turístico de las islas Galápagos es su variada fauna, la cual puede ser observada con relativa facilidad. Las tortugas gigantes son una de las especies más conocidas y en el archipiélago se encuentran 11 de las 14 subespecies originales. Según Darwin, Wolf y Agassiz, el origen de las islas está relacionado con continuas y sucesivas erupciones de los volcanes submarinos; las islas Fernandina e Isabela localizadas al oeste del archipiélago son las más jóvenes, mientras que la isla Española que se localiza en el extremo sureste, es la más antigua”.

   Apenas pisamos sobre las rocas volcánicas de una de las islas, y caminando sobre piedras de todos los tamaños, nos dijeron los guías: "Amigos, estamos en el paraíso terrenal; muchas aves, reptiles y mamíferos se acercarán a nosotros, pero son inofensivos; aquí hay muchas variedades de serpientes, pero ninguna es venenosa. Aquí nadie se ha comido la manzana de la discordia". Y así ocurre: entre las especies que se nos acercaron, además de las variedades de pequeños y hermosos pececillos que a uno lo acompañan en el baño de mar, bandadas de pájaros pinzones primero picotean nuestros zapatos y luego, más en confianza, se posan sobre nuestros hombros. En una de las islas la presencia de serpientes es tan numerosa que varios no quisieron seguir explorando el sitio, a pesar de que los guías habían informado que eran inofensivas. El mítico reptil, algunos de ellos de más de dos metros de largo, comienza a arrastrarse acercándose lentamente hasta nuestras piernas, paseándose apenas rozándonos lo que es toda una sensación; una serpiente descomunal se subió lentamente en uno de los guías, enroscándose en su cuello unos instantes, para después seguir su marcha luego de tramontar su hombro: el guía, entretanto, con la mayor tranquilidad encendió un cigarrillo y se lo fumó. Junto a las serpientes abundan las lagartijas y tortugas Galápagos en todas partes: son diferentes a las tortugas gigantes de otros lugares de América, por cuanto tienen su caparazón en forma de montura, su cuello es fino y sus patas muy alargadas. En una de las islas nos encontramos con una numerosa colonia de iguanas descomunales tomando el sol sobre rocas negras basálticas de regular altura. Ninguna se movió al advertir nuestra presencia.

   Miramos los albatros a un metro escaso de distancia, sin que ninguno se molestara por nuestra cercanía; son aves de gran tamaño, aunque inferiores al pelícano o alcatraz; el albatros es el ave más numerosa del archipiélago. Nos explica uno de los guías: "Durante el cortejo o danza nupcial las parejas realizan movimientos de cuerpo, patas y cabeza, chocando sus picos como si practicaran esgrima y emitiendo un graznido lúgubre. El albatros es un ave migratoria, incuba en mayo y lo hace en la arena; se marcha por varios días luego que han nacido los pichones, y regresa trayendo en su amplio pico dos o tres kilos de alimento aceitoso que suministra a sus descendientes. En otra isla, centenares de leones marinos tomaban el sol con la arrogancia de amos y señores, muy serenos, apenas algunos levantan la cabeza cuando nos acercamos a ellos y siguen retozando con su pareja; las hembras alimentaban a los que tenían menos de dos años, porque los hay de todas las edades y tamaños, unos pesan más de 600 kilos, por lo que se arrastran con mucha dificultad. Vemos a poca distancia las legendarias aves llamadas piqueros de patas azules, que parecen pintadas de tan bellas que son. También los piqueros enmascarados son especies típicas de aves del sitio: sus alas son muy cortas y según los guías sus ancestros posiblemente llegaron volando, pero al carecer de enemigos en las islas dejaron de ejercer esa capacidad, en cambio sus patas son grandes como las de los gansos, lo que los hace grandes aves nadadoras. Los gavilanes de las islas no tienen tampoco inconveniente en acercarse a los visitantes y las lechuzas de campo se mantienen tranquilas observando desde sus nidos, lo mismo que el pájaro llamado "brujo", con su pecho anaranjado casi rojizo y sus alas negras, que no se mueve de la rama desde donde nos mira, permitiendo que uno se acerque hasta justo antes de tocarlo. La tradición narra que luego del gran cataclismo universal que formó el archipiélago, unos hombres se habían salvado en las islas pero desde el cielo se había decretado que ningún humano podía vivir allí, entonces el más sabio de ellos, que era un brujo, ocultamente se transmutó en esa ave para quedarse eternamente en las islas, sin temor al cielo de ser expulsado en su forma secreta.

   En estas Islas Galápagos, donde Charles Darwin concibió su teoría de la evolución de las especies (el año 1835), vuela, crece, nada, se arrastra y corre 50 por ciento de las aves, 32 por ciento de las plantas, 86 por ciento de los reptiles, 72 por ciento de las hormigas, 57 por ciento de los arácnidos y 23 por ciento de la fauna marina de la costa del océano Pacífico. Cuentan los guías que en sólo dos de las islas viven más de veinte mil animales salvajes, entre ellos los perros advenedizos que devoran a los terneros y otros animales jóvenes, por lo que se han convertido en una verdadera plaga. Además de perros, hay burros, puercos y gatos, introducidos por los visitantes que están alterando la vida natural de la fauna autóctona, por lo que se redacta una ley que impida a los turistas ingresar con mascotas. También se debe tener cuidado en no botar desperdicios al mar, aun cuando se ven botellas y algunas latas vacías de bebidas, porque, por ejemplo, las zonas oeste y sur del archipiélago también constituyen áreas de alimentación de otras tres especies de mamíferos marinos: ballena Bryde (Balaenoptera edeni), ballena piloto (Globicefala sp.) y delfín nariz de botella (Tursiops truncatus). La presencia de estas especies en Galápagos ha producido el reconocimiento del archipiélago como Santuario de Ballenas.

   Hacia donde miramos se extienden hermosos paisajes de vegetación singular, como grandes extensiones de cactus brotando de roca basáltica. Dichos cactus son altos y están cargados de tunas. Los rodea una gran variedad de plantas que no se hallan en otros lugares del mundo. Otras, se presume, las trajeron las aves, el viento o viajeros que en busca de este "paraíso terrenal" llegaron desde tiempos remotos incluso piratas y bucaneros. En años más recientes se tejieron leyendas de personajes excéntricos que vivieron allí y luego desaparecieron sin dejar rastro. Famosa es la que relata que antes de 1933 un grupo de alemanes y una baronesa austriaca, cansada de los placeres mundanos de la vieja Europa, se recluyeron en una de las islas para fundar el paraíso y luego desaparecer trágicamente”. En un artículo que publiqué en Vogue acerca de esa primera visita, terminaba diciendo: “En otra época, el archipiélago fue asiento de una colonia penitenciaria. Hoy, también hay una interesante colonia turística-científica al sur de la isla de Santa Cruz donde funciona la Estación Biológica Charles Darwin, que se ha convertido en el más atrayente laboratorio al aire libre que se pueda imaginar. Otra de las islas está habitada por un grupo de personas que no se preocupan del aspecto científico, sencillamente ellos han encontrado aquí su paraíso terrenal”.

   He vuelto a las Islas Galápagos en febrero de 2001, y fui recibido en condiciones menos afortunadas que mi visita anterior. Ahora, una “marea negra” invade una superficie de 3000 kilómetros cuadrados en las aguas entre las islas de Santa Cruz (29 kilómetros cuadrados) y San Cristóbal (de 558 kilómetros cuadrados), donde había encallado el buque carguero “Jessica”, derramando en el agua 600 toneladas de combustible. El derrame de diesel y bunker, este último muy peligroso para el ambiente por lo difícil de disolver, era una situación muy grave, y el gobierno ecuatoriano remolcaba el barco encallado mar adentro para alejarlo de las islas y reducir el peligro de una catástrofe ecológica de mayores proporciones, que, sin embargo, afectó bastante. El buque “Jessica” había encallado una semana antes de tomarse la determinación, comenzando a esparcir su combustible en la Bahía Naufragios a 800 metros de la isla San Cristóbal, amenazando a todo el Parque Galápagos, cuyas autoridades formaron de inmediato varias unidades de rescate para atender a las especies marinas, terrestres y aves que estaban en peligro por el derrame de sustancia contaminante iniciado por una fuga en la sala de máquinas. El Servicio de Guardacostas de USA colaboró con la contingencia extrayendo todo el combustible que quedaba en el interior del buque encallado. La marea y las condiciones climáticas dispersaron el derrame en un área mayor, pero lograron alejar la mancha negra de las islas, lo que evitó un mayor impacto ambiental.

   El científico Alberto Mancilla Lara, que ha trabajado con los guardacostas norteamericanos, nos dice que “el carburante bunker flota algunas horas y luego se hunde, atacando algas y otras especies acuáticas de las que se alimentan los peces. Ahora se utilizaron más de mil metros de material absorbente, y doce mil litros de solventes químicos para atacar el derrame: estos últimos también provocan daños al ecosistema pero es menor que el producido por carburantes. Igual se produce un daño porque el comercio en las islas se basa en el turismo, y en la pesca, disminuyendo los visitantes alejados por estas catástrofes ambientales, que, afortunadamente, en esta ocasión, fue mínimo el desastre”. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) estimó en Suiza que la marea negra que atacó las Galápagos tras el accidente del “Jessica”, “podría tener un impacto profundo y durable sobre las especies animales únicas que viven en el archipiélago”. Señalaron que quedaron expuestos en especial los pingüinos locales y un tipo especial de ave cormorán (flightless cormorant). Se reportaron poco menos de cincuenta animales con daño: “vimos en su pelaje con combustible a lobos marinos, así como pelícanos y piqueros con su plumaje destruido. El número de aves marinas afectadas fue mayor, ya que la zona de derrame es utilizada por algunos pájaros para alimentarse”. El doctor Mancilla Lara nos dice: “En este caso, debido a los vientos que alejaron las aguas contaminadas de la tierra, no fueron afectados los huevos de las tortugas gigantes que dieron su nombre al archipiélago, que hoy alcanzan una población total de no más de 10000 ejemplares”. La WWF así como varios científicos internacionales juzgan crucial que el gobierno de Ecuador y las compañías navieras consideren declarar la zona de las Galápagos como una “zona marítima particularmente vulnerable”. El doctor Mancilla Lara hace notar que en límites externos de la plataforma de Galápagos existen, principalmente en las zonas sur, sudeste y este, montañas o probablemente volcanes submarinos que se elevan hasta casi 100 metros de profundidad, rodeados de aguas de entre dos mil y cuatro mil metros: “Estos bajos generan condiciones oceanográficas particulares que son de gran importancia para la existencia de las aves y mamíferos nativos y endémicos de Galápagos. Estos bajos, que son las principales zonas de alimentación de las especies terrestres (lobos, aves, tortugas) y marinas (atunes, picudos, tiburones), han sido progresivamente eliminados por las operaciones pesqueras comerciales industriales (redes de cerco, palangres y agalleras), que, a pesar de estar absolutamente reguladas, siguen realizándose, especialmente por barcos oportunistas que cruzan la ruta del Canal. En la Ley Galápagos se determinó que las actividades pesqueras en esa área se someterán a los principios de conservación, estableciéndose cuotas, calendarios pesqueros y artes de pesca autorizadas en las islas, y prohíbe la pesca industrial dentro del área de la reserva marina protegida, que comprende 74 kilómetros desde el continente”.

   Las islas están situadas dentro de las coordenadas geográficas 1° 20' de latitud norte y 1° 50' de latitud norte y 89̊ y 92̊ de longitud occidental. El archipiélago está formado por 125 islas e islotes de origen volcánico con una superficie total de 8010 kilómetros cuadrados de los cuales el 97% es área protegida bajo la categoría de Parque Nacional. Ahora cinco islas están habitadas. A pesar de ser un pequeño pueblo de pescadores, en el Puerto Ayora de la Isla de Santa Cruz (la más poblada del archipiélago), uno tiene la oportunidad de elegir entre hoteles de primera clase, que ofrecen cómodas suites y otras opciones más sencillas, pero igual de acogedoras. En Santa Cruz existen, además, tres campings oficiales ubicados en la Estación Darwin, en la Bahía de Tortuga y en la Reserva de Tortugas. Si se quiere pernoctar en ellos, se debe pedir autorización al Servicio de Parques Nacionales del Ecuador. El viajero también podrá hallar una habitación para pernoctar en el Puerto Baquerizo Moreno de la Isla San Cristóbal (la segunda más poblada), que es la capital de las islas, fundada el 18 de febrero de 1973.

   Las islas sufren una creciente presión turística. El número de visitantes crece cada año. Inicialmente el turista registrado anual era de unos 10 mil visitantes. En 1979 llegaron 11 mil 765, cifra que en 1993 se elevó a 46 mil 818. Para el 2001 se recibió la visita de casi 100 mil personas. Pese a que una zona marina exclusiva ecológicamente rodea a las Galápagos, estas tampoco se encuentran a salvo de visitantes piratas por su ubicación en la ruta de intensa circulación marítima que utiliza el Canal de Panamá. No se puede evitar que los barcos utilicen el Canal, pero algunos organismos internacionales están imponiendo un mejor control del estado de los barcos. Y estudian mecanismos de prevención para proteger el archipiélago y sus especies. Por lo pronto, el visitante a las islas debe seguir un riguroso programa de estadía.

   Desde mi visita anterior, las cosas han cambiado. Los suelos en los flancos sur de las islas Isabela, Santa Cruz, San Cristóbal, y Floreana ahora son perfectamente aprovechados para la siembra de cultivos de ciclo corto, frutales y pastizales, necesarios para la supervivencia de los colonos. Todo está perfectamente indicado. En la isla San Cristóbal no se debe dejar de ver la laguna del Junco, la formación rocosa llamada León Dormido, la Bahía y el cerro de la Tijereta. En la isla Española vemos el hueco soplador y las colonias de albatros y piqueros. En la isla Fernandina es singular el estrecho que la une con la isla Isabela, donde está el volcán Alcedo. En la isla Floreana vemos una enorme variedad de flora marina. Al oeste (Canal Bolívar e isla Fernandina), vive el 50% de la población de lobos peleteros (Arctocephalus galapagoensis), especie endémica de Galápagos. Las islas Darwin y Wolf son un pequeño ecosistema tropical que posee el arrecife de coral más representativo del archipiélago, con más de 8 especies de corales, entre los cuales viven la mayor diversidad de peces tropicales de las islas. También las islas Marchena, Floreana y Española protegen arrecifes de coral y aves únicas. Los piqueros patas azules usan los bajos como sitios de alimentación, especialmente aquellas colonias que habitan en Española. Estas aves, cuya distribución se limita a ciertas islas del Pacífico Este, entre México y Perú, hacen de Galápagos la zona de anidación más grande del mundo para esta especie. En Española también anida el 99,9% de la población de albatros de las islas, formada por unas quince mil parejas; estas aves pescan en los bajos, donde se alimentan de morenillas o pinchaguas. En la Isabela se ve el bosque mayor de manglar de las islas; al Sur está la gran zona de anidación de tortugas marinas, las lagunas y humedales más importantes del archipiélago. Quienes llegan a Galápagos, no deben desaprovechar la oportunidad de sumergirse en el mar, para estar cerca de algunas de las 307 especies anotadas de peces que hay en las islas. Los "encuentros cercanos", incluyen desde rayas y manta rayas hasta tiburones. Son lugares apropiados para el buceo con tubo (snorkel): la Gruta de los Osos Marinos (aventura en la que será acompañado por estos animales), la Roca del Pináculo (verá peces tropicales y grupos de pingüinos cazando en las aguas) y la Corona del Diablo (si tiene suerte, las crías de los leones marinos nadarán a su lado). Siempre le acompañarán cachorros de lobos marinos, que son de lo más amigables; ninguno de estos seres atacará al visitante porque aún los envuelve la más primitiva confianza en su medio de vida.

   Al interior de las islas Santa Cruz y San Cristóbal existen vías afirmadas de dos carriles que sirven para la comunicación entre los centros poblados en las zonas de colonización y flamantes aeropuertos. En Santa Cruz, donde también se debe visitar la Bahía Tortuga y la Bahía de la Academia, se mantiene como un baluarte la Estación Científica Charles Darwin. Esta Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos (FChD) es una organización privada internacional que, mediante un convenio con el Gobierno de Ecuador, colabora en la conservación del archipiélago desde el año 1959. Su brazo operativo, la Estación Científica Charles Darwin (ECChD), tiene su sede aquí en Puerto Ayora, Santa Cruz, desde donde realiza y apoya las investigaciones científicas y actividades complementarias. Su relación con el Parque Nacional Galápagos (PNG) es de colaboración y asesoramiento permanente. Ahora el PNG es la institución gubernamental encargada del manejo de las Islas Galápagos, tiene su sede también en Puerto Ayora, Santa Cruz, existiendo representaciones (oficinas técnicas) en las islas San Cristóbal, Isabela y Floreana. Con autonomía administrativa y financiera, es una dependencia del Ministerio del Medio Ambiente de Ecuador.

   El PNG de Ecuador es líder en el manejo de áreas protegidas, a nivel nacional e internacional, con un renombre ganado en base a los logros obtenidos en el manejo de la vida silvestre, la actividad científica y el sistema turístico educacional. Conversamos con el científico Nelson Gallardo H., consultor del Ministerio del Medio Ambiente ecuatoriano, quien nos dice que “las Islas Galápagos nunca estuvieron unidas al Continente Americano, sino que nacieron y emergieron del fondo submarino hace unos 3 a 5 millones de años, por lo cual todas las islas son geológicamente jóvenes. Por eso el número de islas e islotes, sus características biológicas, su aislamiento y buen estado de conservación propician la existencia de ecosistemas terrestres y marinos únicos. El PNG pretende mantener la biodiversidad y los recursos naturales únicos de las islas en el estado más natural posible. De acuerdo con la definición universalmente aceptada para esta categoría de manejo de área protegida, sus propósitos fundamentales son cuidar áreas naturales y bellezas escénicas de significancia nacional e internacional para usos científicos, educativos y recreacionales. El gobierno de Ecuador siempre ha manifestado su voluntad de conservar los recursos naturales del archipiélago, a través de acciones concretas de administración y manejo las mismas que se toman en base a la información científica y técnica apropiada”. Así, los objetivos principales del Parque Nacional Galápagos son: Proteger al máximo los ecosistemas insulares y su biodiversidad para garantizar la continuidad de los procesos evolutivos y ecológicos a perpetuidad; fomentar la investigación científica y, de manera especial, aquella que contribuya a solucionar los problemas del manejo del PNG; involucrar a los habitantes de Galápagos y a los visitantes en los procesos de conservación; rehabilitar las áreas alteradas a través de la eliminación de especies introducidas, reintroducción de especies nativas y control de actividades que atenten contra los valores e integridad del Parque; y fomentar el desarrollo socio-económico sustentable de los habitantes de las islas a través del turismo educativo, evitando los usos extractivos”.

   De la historia de su descubrimiento, anotemos que el 11 de marzo de 1535 el Obispo Español Tomás de Berlanga descubre en forma accidental las Islas Galápagos y las denomina Islas Encantadas. El 12 de febrero de 1832 el General José de Villamil toma posesión de las Islas a nombre del Gobierno de Ecuador. En 1835 llega el naturalista Charles Darwin, quien en una visita de cinco semanas realizó observaciones y anotaciones de la flora y fauna de las islas que le ayudaron a formular la teoría evolucionista en su obra "El Origen de las Especies" publicado en 1859. El 18 de febrero de 1973, el archipiélago es elevado a la categoría de una provincia más del Ecuador. A solicitud del Gobierno ecuatoriano, el 8 de septiembre de 1978 el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO incorpora a las Islas Galápagos a la lista de “Patrimonio Natural de la Humanidad”, esto implica que existen recursos, ecosistemas naturales y otras características que las hacen únicas en el mundo, y constituye un derecho internacional que obliga al Estado Ecuatoriano a mantener al archipiélago en el mejor estado natural posible. En el año de 1985, el Programa del Hombre y la Biosfera (MAB) de la Organización de las Naciones Unidas declara a las Islas Galápagos como “Reserva de la Biosfera”, esto implica que la población humana, los recursos naturales y los recursos vivos del archipiélago deben ser manejados como un todo, garantizando un desarrollo armónico mediante la utilización sostenida de sus recursos. El 13 de mayo de 1986 se declara “Reserva de Recursos Marinos” a las aguas, el suelo y subsuelo marino del área marina encerrada en la línea trazada por los extremos más sobresalientes de las islas exteriores, más una franja exterior de 15 millas náuticas, se reconoce su importancia para un gran número de organismos que dependen del ambiente marino. De las 57 especies de aves existentes en Galápagos, 27 dependen del océano circundante para su supervivencia. En 1990, se declaran oficialmente las aguas de las Islas Galápagos como “Santuario de Ballenas”, por ser uno de los últimos refugios para estos grandes e inteligentes mamíferos marinos. El 18 de marzo de 1998 se promulga en Ecuador la "Ley de Régimen Especial Para la Conservación y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Galápagos”, que dictamina las actividades permitidas y prohibidas en las islas. De ello nos informa el doctor Nelson Gallardo H., quien nos dice: -Entre las actividades permitidas están los estudios e investigación científica: el Parque Nacional Galápagos autoriza mediante permisos o suscripción de convenios cuando las actividades a realizarse prevean un plan cuya ejecución supere los seis meses. Si los estudios o investigaciones requieren de colección de especies, especímenes, elementos constitutivos, muestras o materiales, el PNG determina las cantidades, condición física o biológica, tiempos y lugares de colección, calificará los métodos, instrumentos de colección, medios de transporte y tratamientos permitidos. La colección, movilización interna y exportación de especímenes o elementos constitutivos de una especie endémica están prohibidas, salvo en los casos en que la investigación científica autorizada sea de trascendental importancia para la supervivencia de la especie. Las autorizaciones son dadas por el Director del Parque luego del correspondiente análisis de cada caso, sin perjuicio de que se cuente con las demás autorizaciones requeridas por la Ley y convenios internacionales.

   Afirma: -Se permite realizar filmaciones de carácter científico, educativo y cultural así como también de carácter comercial. Para ello, se necesita una solicitud formal en la cual se especifica el carácter de la filmación, sus objetivos, guion, etc. Para las filmaciones de carácter comercial, los productores pagarán los derechos y rendirán las garantías según está establecido. Galápagos es uno de los pocos sitios en el mundo en donde el turismo está orientado netamente a la naturaleza, constituyendo una actividad educativa. El turismo formal en las islas tiene sus inicios en 1969, con la llegada de la primera embarcación de turismo de crucero, la "Línea A", y actualmente es la principal fuente económica de la región. Las áreas del Parque Nacional establecidas para uso público se encuentran claramente delimitadas y distribuidas en casi todas las islas mayores del archipiélago. Existen 54 sitios de visita terrestres y 62 de visita marinos. La mayoría de los sitios tienen acceso por mar y es por ello que las visitas se desarrollan principalmente mediante grupos organizados, con guía autorizado, que llegan de visita a bordo de embarcaciones turísticas. Además, existen sitios en las islas pobladas (Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Floreana), con acceso terrestre, donde se permite visitas sin guía. Se ha establecido un sistema de itinerarios fijos anuales para las embarcaciones que realizan turismo, estos itinerarios se realizan tomando en cuenta la capacidad de carga de cada sitio, limitantes en los fondeaderos en cuanto a tamaño y número de botes y fragilidad del sitio -termina el doctor Nelson Gallardo.

   Para los turistas en las islas se han establecido una serie de indicaciones. Por su naturaleza única, las plantas, animales y rocas, deben permanecer en su sitio para no causar alteración alguna. No es permitido tomar nada de la zona, a excepción de fotografías. Cada isla del archipiélago es un lugar único por su flora, fauna y paisajes, cualquier introducción de organismos extraños como animales, semillas, plantas e insectos causan serios problemas. Los animales no deben ser tocados ni acariciados para su seguridad y porque éstos rápidamente pueden perder su docilidad y alterar su comportamiento. La fauna endémica y nativa tiene su forma natural de alimentación, por tanto no se debe dar ningún tipo de alimento ya que les puede causar daño. Las aves marinas de Galápagos abandonan sus nidos si se las molesta o se las persigue, dejando caer sus huevos o polluelos al suelo, o dejándolos expuestos al sol; por lo cual, solo se puede observar las aves a una distancia no menor de 2 metros. Está prohibido el ingreso de cualquier organismo vivo desde el continente e inclusive su traslado entre islas. Plantas, semillas, insectos, plagas y enfermedades son peligrosos para el frágil ecosistema insular. Los sitios de visita del Parque se encuentran marcados y señalizados para garantizar su seguridad. Uno no debe salirse de los senderos. No está permitida la pesca a bordo de embarcaciones de turismo. La basura de cualquier tipo interfiere en los procesos naturales y le quita encanto al paisaje único de las islas. No se debe arrojar basura en los sitios de visita, en el mar o en las cercanías de las islas; los lobos marinos sacan los tarros que se depositan en el fondo del mar y juegan con ellos hiriéndose sus narices; los plásticos pueden ser comidos por las tortugas marinas y morir por ello. Al turista se le indica que no debe dejar deshecho alguno. En las islas habitadas se puede comprar artículos con temas de Galápagos hechos en madera, cerámica, telas, gráficos... está prohibido el comercio de recuerdos hechos de coral negro, carapachos de tortugas marinas, colmillos de lobo marino, conchas, porque van en contra de los principios de conservación. No se permite escribir nombres y frases de cualquier naturaleza en rocas, paredes... ni está permitido encender fuego ni fumar dentro de las áreas del Parque; a mediados del siglo XIX, el marino y escritor Herman Melville apuntó en su diario de viaje que el archipiélago "...parecía un grupo de volcanes con el aspecto que el mundo tendría después de un incendio devastador". ¿Premonición de vidente? En 1985, por descuido de visitantes, un incendio gigantesco arrasó con 400 kilómetros cuadrados de vegetación en Isabela (la mayor de las islas), y en 1994, en el mismo sitio, otro incendio redujo a cenizas tres mil hectáreas de cultivos. Ahora, si el turista desea acampar en sitios de visita autorizados debe solicitar el permiso correspondiente a las autoridades del Parque.

   Otro problema igualmente grave es la migración de colonos del continente, que son atraídos por el "dólar fácil" del turismo. La tasa de crecimiento poblacional de la provincia de Galápagos asciende a 6 por ciento anual, la más alta de Ecuador (promedio nacional 2.08). Actualmente, 16 mil habitantes pueblan la región. Demasiados colonos para unas islas que exigen una rigurosa disciplina de vida. Los asentamientos urbanos conllevan la sobre explotación de los recursos marinos, la acumulación de desechos, introducción de enfermedades, plantas e insectos, avispas, babosas, pulgones, 21 especies de vertebrados foráneos (chivos, perros, cerdos, gatos, ratas) y 261 plantas introducidas desde el continente, como la guayaba y la mora. Frente a esto las autoridades de Ecuador, el Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo en Cooperación (Orstom) y la Fundación Charles Darwin han sido contundentes en recomendar el congelamiento del flujo turístico. Sin embargo, es poco lo que se puede hacer una vez que 78 por ciento del turismo que capta Ecuador le representa al Estado un ingreso de más de cien 100 millones de dólares anuales.

   En julio de 2001, una matanza de lobos marinos en las Islas Galápagos volvió a poner de manifiesto problemas en la protección ambiental del archipiélago. Ambientalistas reclamaron al gobierno de Ecuador un mayor control sobre este santuario ecológico mundial, luego de que se denunciara la muerte de 35 lobos. La persona que se comunicó con las autoridades del parque, sin identificarse, aseguró que los animales habían sido lanzados al océano, pero sólo fueron encontrados 11 machos, que habían sido castrados, y cuatro hembras a las que les habían arrancado los colmillos. Portavoces del Parque y de la Fundación Charles Darwin indicaron que las hembras deben haber sido aniquiladas por error, ya que no tienen valor comercial. En cambio, los cartílagos de los órganos sexuales de los lobos machos son comercializados a los países asiáticos, donde son utilizados como afrodisíacos y por los cuales pagan precios muy altos. "Las hembras fueron muertas por error, porque a los cazadores ilegales lo que más les interesa son los órganos reproductores de los machos, pues son muy buscados en los mercados asiáticos por sus supuestos poderes afrodisíacos", aseguró la bióloga Sandie Salazar, de la Fundación Charles Darwin.

   Por su parte, Edwin Naula, jefe técnico del Parque Nacional Galápagos, informó que se ha intensificado la vigilancia en el muelle y en el aeropuerto del lugar: "Los culpables intentarán sacar los órganos, ojalá podamos descubrirlos en ese intento", apuntó Naula. También precisó que todos los lobos marinos encontrados en la playa La Lobería, donde está la mayor colonia de esta especie del archipiélago, fueron muertos con un golpe certero en la región parietal izquierda: "La muerte fue rápida, porque son mansos, ya que sólo en época de celo los adultos suelen tener un comportamiento algo agresivo", explicó el experto. Mientras, el Ministerio de Ambiente, la Fiscalía y la marina de guerra ecuatoriana iniciaron una investigación para tratar de encontrar a los responsables de la matanza. La ministra de Ambiente, Lourdes Luque, dirigió sus sospechas a los pescadores artesanales: "Tiene que ser gente del lugar. Tiene relación con la caída del precio del pepino de mar y la merma en la captura que afrontan los pescadores artesanales", señaló. "El año pasado se hallaron otros 12 animales, que presentaban las mismas características, es decir, castrados", arguyó la ministra. En tanto, los ambientalistas no descartaron esa hipótesis, pero añadieron que los genitales de los lobos deben haber sido sacados del archipiélago por barco o avión para comercializarlos en el exterior, y eso ocurre por "la falta de control". La doctora Luque pidió "que la población tome conciencia y denuncie a los autores de esta barbarie", a la par de que se comprometió a reforzar los controles gubernamentales de las islas. El jefe técnico Naula también se sumó para indicar que "el Parque Nacional Galápagos pedirá la colaboración de los oriundos para que proporcionen información sobre este hecho". Representantes de distintas organizaciones ecologistas nuevamente solicitaron a la UNESCO que también sea declarada patrimonio de la humanidad la reserva marina del archipiélago. Los ambientalistas argumentaron que esta nueva declaración podría influenciar para que las autoridades asuman una verdadera protección, "no sólo de las islas, si no de toda la reserva marina que las rodea". La imagen de los lobos muertos tirados en la arena recordó lo ocurrido en febrero, cuando voluntarios internacionales salvaron a más de 30 animales de ser afectados por el combustible derramado tras encallar el buque “Jéssica”. En esa oportunidad los voluntarios de la Estación Charles Darwin evitaron una mortandad de lobos y protegieron la playa La Lobería, que según un censo realizado en enero tenía 150 lobos adultos, sin considerar sus crías. La muerte de 35 animales representa una reducción importante en una de las especies más admiradas de Galápagos.

   Sin embargo la muerte de los lobos no es el único hecho que demuestra la fragilidad de estas islas. En junio de 2001, dos barcos pesqueros, uno de Costa Rica y otro de Colombia, fueron capturados mientras pescaban tiburones en una zona protegida cercana a la isla de Darwin. Las autoridades del Parque apoyados por fuerzas montaron el operativo e interceptó estas embarcaciones. Las autoridades denunciaron que la conservación de los ecosistemas frágiles de las islas "se ven seriamente afectados por la presencia de barcos pesqueros industriales extranjeros, que invaden las aguas de la reserva marina, con el único afán de destruir la biodiversidad". Los ambientalistas denuncian desde hace años el descuido en la conservación de la reserva marina por parte de las autoridades y el incumplimiento de la ley. "Es urgente que se establezca un mayor control y sanciones a los barcos que pescan en las aguas de Islas Galápagos, tanto extranjeros como nacionales que no respetan la prohibición", aseguró Edwin Naula, quien agregó: “La biodiversidad de las Galápagos cuenta con un patrimonio exclusivo de mil 900 especies, 74 de las cuales están amenazadas. El pepino de mar se halla en proceso de irreversible extinción. El bacalao y las langostas se reducen drásticamente. Lobos marinos, tortugas y tiburones, especies que fueron muy dóciles en el ecosistema insular, muestran una creciente agresividad y es frecuente encontrarse con lobos marinos que han perdido la vista y exhiben dos masas de carne rojiza donde antes tuvieron ojos. La tortuga gigante, la iguana marina y terrestre, y los pinzones de Darwin son especies únicas. La tortuga gigante con caparazón en forma de silla de montar para mujer (de allí su nombre "galápago") figura en el Libro rojo de especies amenazadas, publicado por la Unión Mundial para la Naturaleza. Cuando fray Tomás de Berlanga "descubrió" las islas en 1535 existía en ellas medio millón de tortugas gigantes. A principios de 1900 se habían reducido a 250 mil. Hoy, cien años después, quedan de 12 a 15 mil. El valor científico, conjugado con la mansedumbre de las especies de fauna y la belleza escénica de las islas, ha convertido a Galápagos en uno de los atractivos turísticos más famosos del mundo. Sin embargo, la afluencia masiva de visitantes, que las empresas navieras "proteccionistas" disfrazan de "eco turistas", representan un desafío abierto a las normas técnicas de los organismos científicos. Lo que ahora hacemos es en especial guiar a los turistas que vienen para que sigan estrictamente las reglas para el visitante, así como crear conciencia internacional de que las islas Galápagos son un patrimonio de toda la humanidad”.
   En lugares como las maravillosas Islas Galápagos es cuando se actualiza el pensamiento antiguo de sabios como Lao-Tsze, quien decía que no había que intervenir en la naturaleza primordial de las cosas, porque el cisne no necesita ser bañado cada día pues sus alas son originalmente blancas.

Waldemar Verdugo Fuentes
Fragmentos publicados en VOGUE-México.
BLOG RAIZ:http://waldemarverdugo.blogspot.com

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